¡Es como si pudieran leer tu mente! Es la frase que decimos cuando coincide la publicidad que nos llega con lo que estamos pensando. Tanto que se ha vuelto parte de nuestras conversaciones cotidianas.
Esto despierta nuestra curiosidad, nuestro pensamiento mágico y nuestra preocupación. En la actualidad estamos continuamente conectados a las redes sociales, lo que no nos permite tener la privacidad necesaria para asimilar tantos estímulos y escuchar lo que nos está pasando. Mucho de estos estímulos son publicitarios.
Soy la Licenciada Angely y propongo reflexionar sobre ello en relación a los niños, con la oportunidad de la publicidad que conlleva su día.
La publicidad es una herramienta legitima y necesaria en la búsqueda de expandir un negocio. Pero siendo esta una forma de comunicación de la que somos parte como un posible consumidor, debemos responsabilizarnos, para construir un estilo de relación comunicativa sana frente a sus mensajes.
Como adultos responsables de un niño es importante entender, que se encuentran en una etapa de pleno desarrollo cognitivo. Una etapa vital. El adulto tiene que estar presente como parte de la relación con la publicidad, con la intención de que el niño asimile el mensaje de una forma sana.
Cuando la publicidad llega al niño es una oportunidad para educar en la toma de decisiones, base para que el futuro adulto pueda realizar sus metas. Además, una oportunidad de educar en una forma de relación sana.
El niño desde que nace está recibiendo mensajes de esta forma de comunicación, que busca una respuesta del posible consumidor, en este caso del niño.
La publicidad es un estímulo, que se encuentra dentro del ambiente en el que el niño tiene que adaptarse. En esa adaptación se va forjando el desarrollo cognitivo del niño. El cerebro del niño va cambiando, y aprende ciertas conductas que fueron adaptativas, y en el proceso de adaptación tratara de usarlas en otros ambientes y/o relaciones. A prueba y error.
Por eso es importante reflexionar sobre las respuestas que el niño da frente a un estímulo. Las respuestas pueden ser racionales, emocionales o instintivas. Antes de los 7 años predominan las respuestas emocionales a las cognitiva, sin perjuicio de que el desarrollo cognitivo continua hasta la primera etapa de la adultez.
El cerebro infantil está diseñado para poder aprender muchas cosas, modificándose frente a nuevas experiencias, esta capacidad de aprendizaje va disminuyendo a medida que el niño crece. Las etapas de aprendizaje caducan, al termino de las cuales se dificultará asimilar nuevos conocimientos o cambiar los viejos.
En la primera infancia, la falta de maduración, refuerza la acción instintiva, Pero a medida que el cerbero se desarrolla, se refuerza el cerebro emocional, orientando las acciones del niño a la creación de vínculos afectivo.
Lo que tenemos que saber de la publicidad para entender nuestro papel como adultos responsables, son los siguientes puntos:
- La publicidad termina siendo una forma de aprendizaje, por tratarse de un estímulo-respuestas cargado de emociones y asociaciones. Aprender es modificar las redes neuronales, creando una hipótesis de la realidad, que se va confrontando a esta a través de nuevas interacciones, corrigiendo la antigua noción, modificándose la red neuronal. Este aprendizaje se usará en futuras adaptaciones al contexto.
- La publicidad busca llamar la atención, para que pueda llegar su mensaje, mediante por ejemplo la curiosidad, la sorpresa, la motivación, y los retos. Y la atención es la función cognitiva base de todas las otras funciones, y que en el caso del niño es parte del desarrollo cognitivo. Hasta los 3 años el niño no tiene aún la madurez para dominar el manejo de la atención, por lo que esta depende de las necesidades emocionales y/o fisiológicas. A partir de los 4 años progresivamente se va adquiriendo cierto manejo como cambiar el foco e inhibir ciertos estímulos, lo que le permite aplazar la recompensa. A partir de los 6 años, hay un mayor progreso, pero todavía se está muy lejos del manejo que de la atención hace de un adulto.
- Cuando en la publicidad se ve a otra persona o niño realizando una acción se activan nuestras neuronas espejo (son las neuronas base de la empatía) y esto permite que nosotros reaccionemos como si fuéramos la persona que está llevando a cabo la acción. Es como si nosotros hubiésemos tenido la experiencia, en carne propia (cargada de todas las asociaciones e ideas presente en la publicidad) produciendo la dopamina y la motivación de volver a vivirlo. y así queda marcado como un precedente que va a servir como medio para adaptarse a futuras experiencias. Afectando así la percepción y futuras toma de decisiones, confrontando sus conjeturas con los datos que le propicia el ambiente.
- Busca motivar, esto es que busca demostrar que el producto va a satisfacer necesidades emocionales, sociales o de aceptación, sensoriales, cognitivas y/o funcionales. Esto lo hace a través de los mecanismos publicitarios adelantando la satisfacción, y así se genera en el cerebro dopamina. Este neurotramisor se relaciona con todas aquellas emociones que provocan sensaciones de felicidad, satisfacción o gratificación, su desregulación puede provocar adicción, ansiedad o tristeza. Para adaptarnos a la vida y su necesaria toma de decisiones se debe demorar la recompensa, es decir que la frustración es necesaria para poder adaptarse a la realidad. La publicidad modula así una satisfacción inmediata, pudiendo aprender el cerebro formas de reaccionar erróneas.
- Funciona asociando su objeto con algo positivo, por ejemplo, la aceptación social, de forma instintiva cuando se ven dos cosas juntas se relaciona la satisfacción con el producto vendido.
Como corolario de esta reflexión queda pensar en cómo actuar frente a esta situación. El niño no controla su voluntad frente a la publicidad, está en el proceso de aprender a controlarla. Como adulto responsable debemos tratar de hacerlos entender estos procesos instintivos, emocionales y cognitivos y también entenderlos en nosotros. a reflexionar sobre las ideas, los valores, formas de responder a los estímulos, deseos y sobre la vida cotidiana misma. De esta forma esta situación se torna como una oportunidad, para que tu niño y tú se superen a sí mismos.
Espero que hoy te superes a ti mismo un poco más que ayer.