¿Cómo están? Soy la Licenciada Angely y los invito a que pongamos en tela de juicio todo lo que pensamos de los berrinches. Por acercarse el día del niño nos enfocaremos en los berrinches para que puedan tener herramientas si les pasa en relación a los juguetes u otro posible regalo.
Con la finalidad de comprender lo que cotidianamente decimos del berrinche propongo reducirlo a 2 mitos o reglas básicas para interpretar los berrinches.
• La primera es que el niño es una pequeña mala persona y necesita más límites para adaptase a la vida.
• La segunda es que el niño tiene caprichos o busca llamar la atención, por lo que no hay que darle corte así se le pasa.
¿Cómo definirías al berrinche tú? Te dejo pensar mientras comenzamos a reflexionar sobre ello.
De acuerdo a la real academia española un berrinche se define como “irritación grande que se manifiesta ostensiblemente, y sobre todo la de los niños.” ¿Así lo definirías tú?
Casi siempre presenciamos berrinches de hijos ajenos y otras veces nos toca a nosotros ser el objetivo de los mismos. Y a todos nos causa impacto. El poder del llanto de un niño nos causa sufrimiento. La voz chillona nos irrita. Nuestra autoestima está en juego. Pensamos que no logramos que nuestros hijos nos respeten.
Cada padre, madre o cualquiera que tenga a cargo la crianza de un niño, vivencia su proceso en la crianza de una forma singular. La familia en donde se da lugar la crianza se caracteriza también por ser peculiar. Por lo cual el clima y la cultura familiar también tiene su peculiaridad.
Si se trata de un niño que tiene sus características especiales, con padres, familia y crianza peculiar. Debería existir tantas reglas para interpretar los berrinches como niños en el mundo.
Yo definiría al berrinche como una expresión emocional compleja caracterizada por la irritabilidad y la teatralidad, que no se puede entender sin el contexto donde se genera.
Es que un berrinche no es solo un comportamiento dirigido a obtener un resultado, por lo cual no se puede reducir a una regla que sea fácil de entender. Por lo contrario, para poder reflexionar sobre este tema debemos adentrarnos en un complicado engranaje hecho de peculiaridades relacionadas entre sí.
Se pueden pensar 5 áreas de análisis donde el berrinche es parte y podrá hacer reflexionar sobre cada caso en concreto. Estas áreas son: Autoridad y falta de limites; Desarrollo cognitivo; Desarrollo emocional, Aprendizaje y la fantasía.
En esta oportunidad, hablaremos de la primera área:
Autoridad y falta de limites: Esta área está relacionada al mito de que los berrinches son falta de límites. Y a que los padres no tienen autoridad. Sería una predilección por una educación estricta.
En los hechos es casi imposible que los padres no tengan autoridad y/o que no pongan límites.
El niño desde que nace depende de los padres, y así estos son los que ponen las normas que le dan seguridad al niño, y así desde que nacen los padres se constituyen en autoridad para ellos brindándole así contención. Así la autoridad además de ser un límite que contiene es como una brújula para el niño que lo guía con los valores, los puntos de vista y la peculiaridad de cada padre.
¿Qué necesitan más los niños límites o contención? La contención está íntimamente relacionada con la autoridad y los límites también.
Contención de acuerdo a la real academia española es Acción y efecto de contener o contenerse. Un muro de contención.
Piensen en la piel. Es el límite del cuerpo y a su vez lo contiene. Como no podemos pensar un cuerpo sin piel tampoco podemos pensar crianza sin autoridad.
¿Qué es lo que pasa con los limites?
• Puede pasar que haya un problema de comunicación. Que el adulto no se dé cuenta que el entendimiento del niño es diferente al de él. Hay que observar si entendió y explicar más. Ellos están aprendiendo la realidad del mundo que tú ya conoces.
• O que los límites no estén claros, o haya reglas contradictorias, o se diga una cosa y se hace otra. El niño quiere entender cuál es la regla que está bien.
• También puede pasar que el niño no entienda porque está asignado un valor diferente al que asigna el adulto a las mismas cosas. Desde la subjetividad del niño es más importante comprar un juguete que pagar una cuenta. Esto puede pasar entre adultos, por ejemplo, con respeto a la forma de mantener el orden en la casa que provoca que muchas veces se sientan molestos porque la otra persona es desordenada. En realidad, solo valoran el orden de una forma diferente.
• O también en conexión con la regulación emocional, puede sentirse como una imposición
No es que el niño sea caprichoso, es que para la mirada del niño lo que él quiere es demasiado valioso. Tratar de comprender desde la mirada del niño puede ayudar a rediseñar la forma de actuar frente al berrinche, lo que tendrá consecuencia en la existencia de futuros berrinches.