¿Dónde está tu espíritu navideño?

En pocos días comienza diciembre, un mes que a pesar de la variabilidad de caracteres y de
situaciones, en algún aspecto de cada vida personal, tiene una cualidad disruptiva, provocado
por la conjunción del aspecto social del espíritu navideño y de la finalización de un año
calendario.
Todos pensamos que somos los únicos que sentimos esa sensación de desorden de emociones,
ideas y sensaciones. Muchas veces provocado por lo que vemos en redes sociales, o en las
reuniones sociales, donde todas las personas buscan mostrar lo mejor de sus vidas y nunca su
sentimiento de incomodidad.
Hay un cambio, los días organizados por las obligaciones laborales, familiares, amorosas,
formativas, se transforma por días de festividades, donde predomina el sentimiento de
conexión, reuniones y alegría.
Llega al final los últimos proyectos del año, el año escolar, proyectos de trabajo, y casi
sorpresivamente empiezan las reuniones donde de alguna manera es más difícil de barrer bajo
la alfombra todas aquellas cosas que provocan inconvenientes en las relaciones, o es más
difícil ocultar la soledad.
Este aspecto disruptivo está relacionado con el estrés de las fiestas. Las reuniones se realizan
en deshoras, se duerme menos, se come y toma aquellos alimentos y bebidas que no se
comen en otras fechas, provocando un cambio en la rutina, a nivel corporal y a nivel mental,
junto al impacto emocional de las relaciones que se vuelven más cercanas, o la consciencia de
la soledad. Estas circunstancias provocan a nivel biológico y psicológico estrés por ser las
situaciones a que se tiene que adaptar, excesivas. no permitiendo alcanzar el equilibrio
necesario para poder vivir una vida armónica.
¿Existe una obligación de estar feliz en navidad? ¿Hay que ir a todas las reuniones sociales?
En realidad, no. Si se percibe así, está relacionado con los conceptos que hemos aprendido
sobre la navidad. Y también emergen muchas emociones contradictorias, el recuerdo de los
momentos felices, la tristeza por las personas que no están o por la que están pasando un mal
momento, y la ilusión de vivir unas fiestas felices donde reine el amor y la generosidad como
se vivió o como se ven en otros o en las películas. Surgen los enojos por aquellas emociones
que se guardan y no se dicen, pudiendo estallar como bombas emocionales en medio de las
reuniones. También está la culpa por querer sentirse bien cuando una persona está lejos
pasándola mal, o está transitando una enfermedad. Muchas veces nosotros mismos los que
estamos pasando una situación tan fea que realmente no tenemos ganas de estar alegre, y
más que sentirnos generosos, estamos enojados con la vida.
¿Cómo lo enfrentamos si en algún aspecto de la vida estamos pasando por estas situaciones?
– Poner en tela de juicio lo que significa la navidad para vos, teniendo en cuenta tus
creencias, tus valores, las relaciones, buscando encontrar un significado de la navidad
para vos, desde la reflexión, desde cuestionar lo que te contaron y teniendo en cuenta
tus emociones y quien eres hoy como adulto. Puede que exista un recuerdo o una
forma de pensar con respecto a la navidad que hoy no va contigo o es irreal.

– Gestionar tus emociones, reconociéndolas, poniéndole un nombre, tratar de entender
para que están y que función cumplen. El no parar a entender que emociones nos
provoca la navidad, hace que reaccionemos desde la emoción, lo que provoca un
temporal, donde no se sabe que pasó, y las relaciones se complican más.
Entendiéndote tú te acercarás al otro de otra manera, y podrás pedir las cosas que
necesitas de una forma que te entiendan y en el momento apropiado.
– Hay momentos en la vida que se necesita estar solo conectado que el propio mundo
emocional. Quien te quiere lo va entender. Solo trata de escucharte, para no estar solo
en momentos donde necesitas contención. Y siempre piensa en pedir ayuda. Si hay
algo significativo de la navidad es la empatía, de poder entender lo que al otro le pasa,
y para que esta se pueda dar, no solo tiene que existir alguien que dé una mano, sino
también alguien que se deje ayudar. Nunca sientas pena de pedir ayuda, pensando
que con tu tristeza puede opacar la alegría. La magia de la navidad está en la alegría sí,
pero la alegría que nace de compartir y ayudar a otros.
– Muchas veces pasa que es el otro que responde mal, y uno se siente herido. Primero
reconocer las emociones, tratar de entender la forma de ser y pensar de la otra
persona. Muchas veces los desacuerdos pasan porque hubo ruidos en la
comunicación, una persona entendía una cosa y la otra otra. Y esto está relacionado
con la propia personalidad, como maneja la ansiedad, las historias de vida que hacen
que se perciban las cosas de formas distinta. No hay que prejuzgar y atribuir que la
otra persona hizo lo que hizo por algo malo, trata entender su vida, su forma de
pensar y preguntar, no desde una reacción emocional, sino tratando de entender lo
que realmente pasó y tomar decisiones desde elementos más objetivos.
– ¿Y si hay una silla vacía? Cuando hay dolor, hay que respetarlo, hablar ayuda a dar un
significado personal y también en el grupo familiar. Los duelos son procesos muy
personales que están marcados por las experiencias, por eso es importante dejar ser al
duelo, dejarlo expresarse como sientan que tiene que ser. En navidad hay muchos
rituales que pueden ayudar a elaborar ese duelo, como el significado de las luces que
ayudan a iluminar momentos oscuros de la vida. Uno no tiene que obligarse a sentir
alegría, uno puede permitirse sentir el duelo desde los significados de la navidad,
dejándose contener, y dando algo a la persona que no está (dejarlo en el árbol) si así lo
siente, iluminar un lugar por ella, o cualquier cosa que sientas que tiene que ser.
– Tomar decisiones relacionadas con los horarios de sueño y de ingestión de comida y
bebida, de forma previa, tratando de tener en cuenta los problemas de salud, los
posibles accidentes y el equilibrio integral, para evitar el estrés.
– Muchas personas cuando llegan estos días no tienen con quien compartirlos. De
seguro muchas personas le gustaría pasar contigo. Muchas veces las dificultades de la
vida diaria, hace que nos alejemos de personas que apreciamos y nos gustaría ver. No
dudes en ser que inicia un acontecimiento social. Si eso no sale bien hay muchas
instituciones en las cuales se puede ir a ayudar. Recuerda que la alegría que se busca
es el resultado no solo de dar sino también de recibir. A veces por no animarnos a
hacer una llamada, nos perdemos de una gran oportunidad, que podría provocar
desenlaces positivos.
El espíritu navideño es un sentir, una forma de ser, que va mucho más allá de una
religión. Y está relacionado con sentimientos de alegría, generosidad e ilusión que son
aspectos psicológicos de la vida, como alicientes que nos permiten cruzar el puente

que nos separa con el otro y crear vínculos, que nos vuelven más resilientes, y nos
permiten tener un punto de vista más positivo de la vida.
La navidad no es una obligación, es una oportunidad para pensar en esas cosas que
nos separan de los otros, y de nuestra propia necesidad de crear vínculos.
Los niños como protagonistas nos muestran su ilusión, y nos contagian la esperanza, y
nos llevan a nuestro propio niño interior. Nos hacen recordar que estamos vivos, y que
todavía nos quedan muchas oportunidades por vivir.
Con respecto al árbol de navidad, desde un punto de vista psicológico es muy
importante, porque representa a la persona, a la vida de esa persona. A Muchos les
puede haber pasado que tuvieron que hacer un test que se trataba de dibujar un
árbol. De la misma manera el árbol de navidad dice mucho sobre nosotros. Y se puede
trabajar de forma terapéutica para trabajar nuestras fortalezas y debilidades, nuestras
partes oscuras, nuestras metas, y muchas otras cosas más. También por llegar a fin de
año, lo que hemos perdido, lo que hemos logrado, lo que hemos cambiado, logrando
trabajando desde los significados que atribuye el inconsciente a las partes del árbol,
reorganizar nuestra mente y emociones, volviéndose más fuertes, íntegros y
resilientes. Tiene que ser un momento creativo de juego en donde se deje ser,
pudiendo ser una buena terapia familia (arteterapia).
No, no es una obligación la navidad. Pero sí hay muchos aspectos de ella que se
pueden encausar para elaborar todo aquello que nos pasa, de la mejor manera posible
tanto para uno como para todos. Se trata de que cada uno reflexione y entienda lo que
significa para sí mismo la navidad, y como lograr con eso armonía en su vida.
No existen ni personas, ni familiar perfectas, ni la felicidad sin otras emociones, ni la
felicidad por siempre. Sí existen personas únicas y especiales, que tienen mucho que
dar. Y un ejemplo de eso eres tú.

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